Pero no había cuesta que nos desanimará, ademas contábamos con el bagaje informativo de las anteriores salidas de senderismo por lo cual íbamos preparados.
Una frase nos mantenía activos, visitar la silla del rey, en nuestras cabezas sonaba bastante bien que hubiera las cuestas que hubiera conseguiríamos llegar a verla. Llegamos a la cima exhaustos pero contentos y como premio conseguimos contemplar las grandes vistas que se podían ver desde lo alto.
Llegados a este punto pudimos inciar la ruta divertida, cuesta abajo.
Fue una gran ruta para dar por terminado el senderismo. Acabamos con las baterías agotadas pero con una gran sensación de realización.